Cultura musical para indios y salmones

OK COMPUTER (1997), RADIOHEAD

en ÁLBUMES por

En una época en la que parecía que sólo interesaban las guitarras desgarradas del grunge o las melodías envolventes del brit pop apareció, casi como un milagro, Ok Computer que si lo piensas parecía que se hubiera podido quedar en terreno de nadie pero que lograba atraparnos para siempre. Lo reconozco, mi elección es de lo más obvia, recomendar un disco de los 90 y elegir el Ok Computer es como que te pregunten por un futbolista que despuntara por aquella época y destacar a Zidane y Ronaldo… Aunque no por evidente va a dejar de ser menos cierta su calidad.

ok computer

El citado álbum de Radiohead es una de las grandes obras maestras de todos los tiempos. De Radiohead decían que su sonido, pese a ser de Oxford, estaba más cercano al grunge venido de EEUU que al brit pop, en el que nunca llegaron a encajar. Decir que un disco te cambiara la vida son palabras mayores pero en mi caso quizás sí que cambió mi forma de entender la música, me abrió hacia sonidos y estructuras que ni sabía que existían. A los que cambió desde luego la vida y catapultaría su carrera sería a los propios Radiohead que, pese a contar con dos primeros discos brillantes como son Pablo Honey (1993) y The Bends (1995), sería con Ok Computer (1997) donde dejó atónitos a todos los que les prestamos atención y les llevó a un proceso en el que nunca dejarían de innovar y buscar nuevos sonidos. Esa guitarra hipnótica con la que comienza el disco en “Airbag” te hechizaba y lanzaba un encantamiento que duraba hasta el fin de “Tourist” con el que los lamentos de Thom Yorke cerraban el disco.

Sin duda es un disco nocturno, no para salir a bailar sino todo lo contrario para escuchar en soledad y disfrutar de ella… A mí inevitablemente me teletransporta a mi habitación del colegio mayor en Barcelona, escuchándolo ensoñador mirando por la ventana (lo siguiente que me viene a la cabeza es quién sería el despiadado que se quedó con tal amado tesoro, pues el CD me desapareció y tuve que grabármelo primero y acabar volviéndolo a comprar para llenar el hueco dejado). El segundo tema “Paranoid Android” es una maravilla que resume el disco entero en una canción, de hecho podríamos decir que son tres canciones en una… Con una estructura que, aunque musicalmente nada tiene que ver, a mí siempre me ha llevado a compararla con “Bohemian rapsody” de Queen, collages perfectos que podrían desmenuzarse y generar tres canciones brillantes cada una de las partes. Aún hoy la escucho y no puedo evitar imitar los falsetes del cantante “Please could you stop that noise I try to get some rest… from all the unborn chicken voices in my head”. Lo dicho, un disco para escuchar en soledad.

Y tras el androide, los alienígenas evocados en “Subterranean homesick alien”, estamos ante un disco conceptual, un disco lento dedicado a la rapidez de los noventa. Hay que ver el disco como un todo que podría funcionar perfectamente como banda sonora, probablemente por eso titularon a uno de los temas como “Exit Music (for a film)”, el tema perfecto para los créditos del final, pero no, sólo es un medio tiempo que funciona como puente antes de que lleguen “Let Down” y “Karma Police” dos de los grandes momentos del álbum.

Se trata un disco de atmósferas, texturas, la belleza está en los detalles por encima de las canciones. A veces medios tiempos asfixiantes que parece que te llevarán a perder el aire, algo que se agudiza cuando llega esa angustiante recitación sobre el hombre del futuro que parece sacada del libro Un Mundo feliz de Adam Huxley en “Fifter Happier” y enumera prohibición tras prohibición indicando lo que puede y no puede hacer el hombre feliz deshumanizado del mañana (“still kisses with saliva”, menos mal pues con lo que costaba conseguir uno como para que te lo prohibieran… lo reconozco casi me llegué aprender el listado de memoria)… Sin embargo nunca llega a ahogar del todo, cuando parece que te va a faltar el aire llega esa guitarrera “Electioneering” que parece rescatada de los tiempos de su debut Pablo Honey, muchos critican esa canción como pegote en mitad del disco, a mí siempre me ha parecido un gran acierto y además sirve muy bien para marcar la segunda mitad del álbum. Llegando casi al final se alcanza la belleza máxima con “No Surprises”, es tan bonita que casi tapa a la joya que la antecede en “Climbing up the walls” y a la que le sigue en “Lucky” con esas guitarras que aparecen y desaparecen.

En realidad es una falta de respeto lo que estoy haciendo… No soy quien para intentar describir este gran álbum, hubiera bastado que pusiera los vídeos que acompañan este texto y simplemente te invitara a volver a disfrutar escuchando el álbum de principio a fin. Lo reconozco este ejercicio no ha sido más que un pretexto para, durante un rato, quitarme dieciocho años.

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