Cultura musical para indios y salmones

REVOLVER (PARLOPHONE, 1966), THE BEATLES

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Decidir con qué disco de The Beatles te quedas es probablemente cómo escoger si eres más de tetas o de culos. ¿Por qué hay que elegir? Pues lo mismo me pasa a mí… A mí me gustan todos, cada uno representa una etapa, un escalón más hacia la genialidad y la diferencia; diferencia que hace que a día de hoy no podamos evitar encontrar influencias suyas en el pop y el rock actual.

El caso es que si me hacen elegir disco o plomo, elijo disco y elijo Revolver. Podría decirse que Revolver, disco que en agosto cumplió 50 años, es la segunda etapa de los Fab Four. Es el álbum que cierra la puerta al pop meloso del que tenían acostumbrado a sus fans en los seis discos anteriores, para abrir otra puerta a sonidos experimentales y originales que tanto caracterizó a la banda en el resto de álbumes. Sonidos chocantes, innovadores, con efectos diferentes, instrumentos de viento e instrumentos de cuerda como el sitar, tan representativo de dicho álbum. Sonidos eufónicos y disonantes a partes iguales. Si, eufónico y disonante son dos antónimos, pero si conoces este disco, sabrás de qué habló. Y si no lo conoces, me darás la razón en cuanto acabes de escucharlo. Cierto es que en el disco anterior, Rubber Soul, introdujeron algún sitar, pero nada parecido a lo que hicieron al año siguiente. En Revolver, sacaron su lado más experimental y fue cuando George Harrison, animado por el productor George Martin, pudo desarrollar sus dotes con el sitar y dejarnos joyas como “Love You To”. Además de las influencias indias, se habla de la influencia del LSD y cuesta creer que no fuese así. Por mucho que Paul McCartney siga desmintiéndolo, “Yellow Submarine” fue producto del ácido, ¡O eso dicen las malas lenguas!

Al margen de lo que pudo parecer una broma con “Yellow Submarine” (Pobre Ringo, siempre le tocaron las peores canciones), The Beatles se hicieron más grandes y maduros con Revolver. El disco lo abre “Taxman”, concebida por Harrison. Las guitarras alteradas son la clave de la canción. Le sigue “Eleonor Rigby”, una canción que no tendría nada de especial si no fuese por los violines, violas y violonchelos que introdujo el productor y que hizo de la canción lo que hoy conocemos por un temazo. Si tuviese que destacar algunas canciones del Revolver, me quedo con “I’m Only Sleeping”, por ese solo de guitarra invertido de Harrison y por la voz sosegada de Lennon. “Here, there and everywhere”, porque es Paul Mccartney en esencia. Además de por esos coros y porque son los Beatles de siempre pero maduros. Es una de esas canciones que te tocan y te funden. “And your bird can sing”, porque aunque Lennon renegase de ella años después, es una de esas canciones que te invitan a cantar y a bailar en el coche hasta quedarte afónico. En “Got to get you into my life”, canción en la que McCartney quiso hacer un tributo al soul, los vientos cobran protagonismo y hacen de este uno de los temas a destacar en Revolver. Cabe apuntar que recuerda mucho a “New”, canción que lleva el nombre del último disco de Paul Mccartney en 2013.

Por último, la canción que cierra el disco, “Tomorrow never knows”, canción psicodélica y experimental donde las haya y que refleja el alma del Revolver, el disco que consolidó a los Beatles como el mejor grupo de la historia, le pese a quien le pese.

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