
Descubre su pasión por la fotografía en Berlín, donde empieza a experimentar con la luz, las miradas y los retratos.
Años después se casa en Madrid por lo civil con el arte y la cultura, con la gestión cultural como juez, sin ningún padrino, y eso sí, con unas fotos muy bonitas,
relación que suele sufrir bastantes altibajos por su infidelidad con el mundo audiovisual, su insistencia en organizar eventos culturales de calidad y pelearse con el mercado del arte, que le parece ridículo. En uno de sus viajes por el mundo, un día se levantó por la mañana, y decidió juntar una fotografía con otra… y empezó a realizar cortometrajes stopmotion. Arte y cultura como forma de vida.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies
ACEPTAR