NATHY PELUSO: LA REINA DE LA VIGILIA

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Nathy Peluso se presenta en la escena musical mainstream como el híbrido perfecto para el devenir del hip hop y del neosoul latino. El pasado 6 de Abril salió a la luz su EP La Sandunguera del que ya tiene single con videoclip incluido.

Una noche mientras dejaba sonar una playlist de “artistas relacionados” que tenía como origen el disco Banzai de Gata Cattana, se instaló en mi cerebro un repentino e inesperado alarde musical de personalidad, calidad y extravagancia. Todo empezó con un poético “fuera de mi inverso centro como saliva del arce negro, estás” rapeado a lo que siguió un paseo rítmico lleno de hiperdramatización, vocales engullidas o deslizadas sobre una métrica cuidada y valiente. Nathy Peluso llegó para quedarse en mi TOC musical, impresionada por su manera tan iconoclasta de hacer rap y por la teatralidad que invade cada espacio que ocupa, al más puro estilo La Lupe o Screamin’ Jay Hawkins (de hecho, si estos últimos hubiesen copulado y tenido descendencia, Nathy habría sido su hija predilecta). La puedo imaginar perfectamente marcándose un «Honk Kong» con ritmo latino o interpretando «La Gran Tirana» a lo neosoul. De hecho, su proceder rinde tributo constante a su personaje, ya que en alguna que otra entrevista la he visto hablar de Nathy en tercera persona. Y es que, tal y como ella misma relata, el teatro forma parte de su vida desde que era una cría así que no es sorpresa que con todos esos antecedentes se modelara una artista tan ecléctica. ¡Ah! Y también canta. Y lo hace de maravilla. Con un color de voz con reminiscencias negras (declara también estar muy influenciada por el gospel), le da el punto soul a todas sus composiciones. Hay varios videos caseros suyos colgados en YouTube donde podréis deleitaros con versiones de clásicos como «Summertime», «Georgia» o «Cry me a river».

¡Puro flow esta mina! Y, aunque la argentinidad emana de cada poro de su piel, nos sabe despistar con ese acento yanki-galaico-argentino que se gasta. Aunque puede poner de mala hostia no entender ni papa en algún corte, ésta se compensa con el deleite de escucharlo claro en otros… That’s life! Lo bueno, a veces, viene bien escondidito.

Así que, como podéis comprobar con la previa descripción de la nena, en shock me quedé cuando escuché su single «Corashe», así, sin haberlo elegido ni premeditado. Como un nacimiento, como una muerte. Asestó un fuerte golpe a mi cajón del hip-hop, en el cual me prometí a mí misma una y otra vez que no entraría ninguna mujer más después de la Cattana.

El mentado single precedió al anunciado EP La Sandunguera que, ya cocinado, está bien caliente en vuestras mesas (¡habrá reseña próximamente!). Por cierto, el single homónimo de este EP se pudo escuchar desde hace algo más de un mes «pa’ gose” de vuestros oídos.

Y no penséis que porque tunée palabras y escriba como le sale del higo es menos lista. Nathy sabe. Sabe mucho. Simplemente hace un alegato de creatividad y provocación como el mismísimo Juan Ramón Jiménez. Con influencias tan variopintas como Atahualpa Yupanqui, Ray Charles, Serú Giran, Notorius Big, Ella Fitzgerald, Erykah Badu y un largo etcétera, su música parece que sentará precedentes en la nueva era del hip-hop con esa dicción y fraseo tan características.

Eso sí, como todo lo revolucionario puede generar grandes pasiones. Entiendo a quien no pueda escucharla. Tanta extravagancia puede resultar molesta. Pero sus reclamos nos han llegado. Nathy quería ser escuchada, y lo hemos hecho. Tiene placeres que contarnos, versos muy poéticos que recitarnos y una imagen desmarcada de cualquier estilo hermético que parece decir a gritos: «¡copiame si te atrevés!»

A sus 23 años le queda mucha trayectoria que recorrer y mucho estilo por forjar pero este EP que acaba de publicar y todos los singles ya germinados parece que pueden sentar unas bases sólidas que construirán su pista de despegue. No le interesa el lujo ni la ostentación, pues como decreta en su cuenta de Instagram “Acá venimos a hacer MÚSICA. Luego que venga la guita, el bling bling, lo diamante, el sueño dorao y la concha e su mare. Pero acá venimos a hacer música. A emocionar al mundo con lo que de verdad sabemos hacer, que es música. Que pasen los años, y mi gente recuerde nuestras canciones como algo esencial, una marca en una etapa, una ayuda, una canción amiga”. Y de canciones amigas interpretadas por mujeres está el hip-hop cojo desde su misma concepción. Siempre eché en falta mujeres referentes por estos lares que llegasen para dejar una huella profunda en los beats de nuestros corazones. En el panorama internacional podemos encontrar varios ejemplos (aunque no todos de mi gusto, personalmente) pero de habla hispana son mucho más difíciles de hallar si no hablamos de Mala Rodríguez, Anita Tijoux o Mai. Sé que hay más, pero tengo que reconocer que no muchas me han calado hondo, así como sí lo ha hecho la Mala, Gata Cattana y, por supuesto, otras diosas del hip-hop como Lauryn Hill, Keny Arkana, Missy Eliott o Queen Latifah.

Así pues, os emplazo a que echéis un oído a La Sandunguera o un vistazo a las próximas fechas de sus bolos en la península (porque la isla parece que no le queda a mano todavía…).

La Peluso lo va a petar y si no, ¡al tiempo!

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