Sería injusto e innecesario ponerle la etiqueta de trabajo de confirmación al nuevo disco de The Wheels, no necesitaban demostrar nada, su primer largo ya mostraba de lo que eran capaces y simplemente lo han vuelto a hacer. Lo tienen todo tan de cara que se han atrevido hasta a ponerle nombre al que puede ser su año.
El que ya conozca a los Wheels va a encontrar lo que se espera de la banda de Guille Borràs y compañía, una buena colección de canciones con sonido sesentero. Canciones pop luminosas plagadas de psicodelia, no hace falta citar referencias ni abusar de etiquetas, no innovan pero construyen buenas canciones que se nota que están muy trabajadas. Tenían muy claro cómo sonar y con quien grabar, así que visitaron el ilustre estudio de Paco Loco y se pusieron a sus manos, el resultado impecable. Algún tema había sido grabado previamente por Toni Toledo, como el single de adelanto “Mr Hyde”, single resultón aunque a priori no muy claro y es que tampoco hay ningún tema que destaque claramente sobre los demás como tampoco que baje la media. The Wheels no buscan el hype fácil, eso lo dejan claro desde el inicio con “Dream on” en el que un hipnótico punteo abre el disco sin prisa. No obstante para nada es un disco denso, consta de canciones de en torno a los tres minutos con melodías muy digeribles como la rockandrollera “Jesus came from Mars” que dedican a Bowie o “Smoke and colours” y “Island boys” con coros casi yeyés…
Se nota que han pensado en la disposición de temas para el formato vinilo, “The year of the monkey” cierra la primera parte, aunque es un tema que también podría servir para abrir y que es imaginable colocada para abrir el repertorio de un concierto. La cara B empieza muy pop antes de oscurecerse ligeramente con la instrumental “Sophisticated money machines” y el cierre “River rituals” que baja el tempo hacia un sobrio final.
En resumen, un disco muy elegante que seguro enganchará a nuevos seguidores y contentará a los que ya tenían. Eso sí, al mono le queda mucho camino por recorrer y más viniendo de una isla. Sin buenas canciones está claro que no se llega a ninguna parte pero eso tampoco basta, ahora toca ese punto de suerte, química con el público y mucha constancia que les permita seguir progresando.
¡Enhorabuena y suerte a The Wheels!
