
EL GRANERO PINTADO DE ROJO
Aún estaba soñando cuando desperté junto al cadáver de Alice. Por eso me levanté sin asustarme. El sueño continuaba, sabía que podía controlarlo y despertar cuando me diera la gana. En algún momento llegaría el final. Miré las sábanas empapadas de sangre, de sangre de Alice, como si se tratase de un cuadro expuesto en una galería de arte. Su