Cultura musical para indios y salmones

ALANIS MORISSETTE, UNA ENTRE UN MILLÓN

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De aquel catártico Jagged Little Pill probablemente nos acordamos todos. Lo que quizá no hayamos hecho es echar cuentas de cuánto hace ya de aquello. Fue hace 20 años (¿YA?) que este disco vio la luz. Ella entonces casi los había cumplido, los 20, pero se podría decir que todavía era una adolescente cuando escribió, entre otras, You learn, Ironic o  Hand in my Pocket, en las que ya aparecía la fuerza de un íntimo conocimiento de las emociones humanas a través de las suyas propias –I,m green but I,m wise–. Para celebrar el 20 aniversario del álbum, uno de los más vendidos de la historia, Alanis ha publicado recientemente una edición especial para coleccionistas, limitada a 300.000 unidades a nivel mundial. JAGGED LITTLE PILL: COLLECTOR’S EDITION incluye el disco con audio re-masterizado y un segundo disco con 10 demos inéditos. Dice que a veces hay canciones que hace solo para ella y luego espera la oportunidad perfecta para mostrarlas. Esta sin duda es una de esas oportunidades. La re-edición también  incluye un concierto inédito grabado en 1995 y el show acústico “Jagged Little Pill Acoustic” de 2005. En ese momento, ella era apoyada por su banda, Sexual Chocolate, que incluía en la sección rítmica a Chris Chaney (Jane’s Addiction) y a Taylor Hawkins (Foo Fighters)

Cuenta Alanis de aquella chica de 20 años que era mucho más reactiva. Ese disco fue una explosión tras mucho tiempo enfadada, reprimiéndose, siendo la chica buena, complaciendo siempre a los demás. Una explosión que provenía de la necesidad de llegar a la esencia de lo que le ocurría. “Odiaba mi propia mentira, mentir a otros, a mí misma, y quería llegar hasta el fondo donde ya no quedan mentiras.” Se refiere entre otras cosas a cómo se le pedía que no albergase ningún sentimiento que no fuese nice, lo que ya expresó en su Perfect.  Respondía a lo que muchas mujeres vivían, el haber sido largamente contenida y reprimida.

Dice ahora, riendo, que esa chica le cae bien a pesar de que tenía el pelo un poco grasiento, pero afirma que se siente más fuerte ahora. En los comienzos de su experiencia musical, siempre se sintió muy respaldada, en un ambiente muy cálido en el que le dijeron: “Veamos lo que tienes que decir.” Quién sabe si por eso, o simplemente porque era su destino, escribió su primera canción, Fate stay with me, a los 11 años.

No cuenta lo mismo de la gira de Jagged Litlle Pill. En una reciente entrevista para el New York Times explica que fue un curso acelerado para ella. Mientras sus compañeros disfrutaban de la estancia en cada ciudad en la que actuaban, ella permanecía encerrada en el hotel. No había lugar al que pudiera ir. Dentro se encontraba notas en la cama, en la almohada, en la maleta. En los aeropuertos la gente saltaba sobre ella para cortarle mechones de pelo y llevarse trozos de su piel. Rememora aquel periodo, aclamada por millones de personas a lo largo de todo el mundo, como particularmente solitario. Cuando creía que la fama crearía conexiones más profundas con la gente, encontró que ocurrió precisamente lo contrario. Cuenta que en dos años no rio. “Y recuerdo que en aquella época pensaba que si era así como iba a ser, definitivamente no quería estar ahí nunca más. Y nadie me dijo que eso cambiaría”, dice. Fue entonces cuando realizó un viaje a India. Tras él, encontró que “La única manera, el único motivo por el que volvería a hacer esto es poner al servicio toda esta locura.” Hablar de las relaciones entre la gente, que es lo que configura el mundo como es. Si la fama es un amplificador de lo que cada artista lleva dentro, lo que ha amplificado en ella es la lucha por los artistas y por la expresión. “Algunas personas construyen escuelas en África, yo siento que mi manera particular de servicio toma la forma de activismo social, psicológico, espiritual. Son los artistas, los filósofos, los que siempre han comentado lo que está pasando en el mundo. Cualquier artista o personaje público es un activista social, tanto si quiere aceptarlo conscientemente como si no. Sean conscientes de ello o no, la gente se define a sí misma de acuerdo contigo. Algunos vinieron y me dijeron: “Me has ayudado mucho con mis padres, mi divorcio…” Fue muy bonito para mi, pensar que yo siendo yo en el estudio estaba ayudando a la gente. Ese fue el motivo por el que quise seguir haciéndolo.”

Fue después de ese viaje cuando surgieron Thank you o That I would be good que expresaban este quiebre en su persona.

Ahora lo tiene claro, nació para esto, y su trabajo es manejar toda esa información complicada y traducirla en cuatro o cinco frases sencillas. “Llevarlo de lo personal a lo global, a lo universal. Una destilación microcósmica de mi experiencia humana”, lo expresa ella. Colabora en campañas y programas para difundir el mensaje de que son las relaciones que tenemos las que dictan lo que ocurre en el planeta.

A veces ha podido sentir que regresó de India y volvió a meterse en la misma rueda, pero siente mucho más real y honesto hablar de todo, de la consciencia, del caos, del desorden de la vida. “Mezclar todo eso, prefiero ser completa y hablar de la experiencia holística de ser humano más que de estar tratando de ser perfecto todo el tiempo.” Y eso no lo realiza solo en las letras de sus canciones, sino que trata de ser más transparente respecto a sus propias experiencias con la música, el proceso creativo, la fama y su vida. Cuando las grandes discográficas insistían en mantener separada a la audiencia del artista para vender más, para “mantenerlos hambrientos”, ella optó por lo contrario. Aunque al principio se sentía aterrorizada de que sus sentimientos más íntimos quedasen tan expuestos, poco a poco se dio cuenta de que cuanto más transparente era, más empoderada se sentía.  Katy Perry le comentó en el backstage de algún espectáculo que era muy intenso ser tan transparente. “Transparency is the new mystery”, le dijo. Reconoce que sigue existiendo en ella esa contradicción entre cómo es en el escenario o en las letras de sus canciones, tan directa, -tan directa que algunas de sus letras han pasado por el tamiz de la censura- y ser en persona introvertida y altamente sensible. Cuando escribía en el estudio se sentía a salvo, porque estaba sola, “podría ser feliz leyendo durante 6 horas.”

 

 

La amplitud de las notas, las más bajas, las más altas que maneja es casi tan variada y fluida como la gama de emociones que expone en sus líricas. Unas letras en las que, con un lenguaje plagado de matices no siempre tan fáciles de captar, escarba y explora hasta lograr desentrañar un universo emocional que combina con la cuidada interpretación visual de sus videos –un interés particular que muestra por su contenido y que a veces ella misma dirige. Considerada la voz de una generación gracias a su mensaje de tolerancia, independencia y fuerza, abrió puertas y dio un impulso a otras como Tracy Bonham, Lady Gaga o Fiona Apple. Ella comenta que del mismo modo recibió la influencia de Sinnead O´Connor o Bonnie Raitt y aunque parte de su ego quiere darle crédito a estas cuestiones, otra sabe que es parte de una gran ola, que el planeta entero está cambiando y que ahora hay más apertura a tener a una mujer complicada expresándose. Su música es liberadora, incluso curativa para mucha gente. El máximo honor para ella es cuando alguien le dice que sus canciones han sido la banda sonora de cierto periodo de sus vidas. Ayudarles con una transición, una separación, poder hacer eso sin estar allí físicamente es lo más grande que puede imaginar. Sin embargo confiesa que ella, en el momento de escribir sus canciones, siente un alivio temporal, pero no sanador. El arte es catártico, pero no curativo. Es una manera de sacar las experiencias fuera de ella, y se convierte en curativo cuando lo escucha al cabo del tiempo. Pero explica que puede navegar en todas esas emociones porque, excepto la alegría y el amor, todo lo demás tiene un fondo, un tope, un final. Así que navegándolas en lugar de evitándolas encuentran un final por sí mismas. Sus canciones le dicen cómo crecer. “Las canciones a veces son como películas, de pronto termina y ha salido una de terror y piensas que se hace necesario moverse rápidamente hacia una happy ending song.” Y ríe.

Una mujer lista, despierta, con una honda sensibilidad e intuición, comenta que siente una conexión energética con las personas que van a sus conciertos. “Parecen ser un tipo de animales muy reflexivos, inteligentes, y de profundos sentimientos…”  Y aquí se muestra en uno de los arquetipos que dice ser, la Storyteller, la trovadora que reúne a las personas a su alrededor, un ser casi antiguo y mágico que habla de preciosos e íntimos tesoros, que transforma el ambiente con sus presencia, su música y sus historias.

Alanis es un diamante bien pulido, dotado de herramientas para tocar nuestras teclas internas en la distancia. Alguien que a través de su voz, su música –guitarra, flauta, armónica, piano– su interpretación, sus videos, y un libro que ahora está terminando, moviliza las emociones más humanas para extraerlas a la luz como con un bisturí de alta tecnología. Alguien capaz de ver la luz más amorosa detrás de las estanterías de un supermercado, o que atraviesa la fama como si fuera –como lo que es– una chaqueta que le da igual no llevar demasiado tiempo, una pequeña parte del camino a recorrer, un disfraz, o que aparece con unas alas inmensas en lo alto de un edificio como un ángel guardián.

Alguien capaz de atreverse a interpretar, en la película Dogma, nada menos que el papel de Dios, un Dios que devasta con la potencia vibratoria de su voz de mezzosoprano todo lo que ya no tiene razón de ser, y después se va a oler margaritas. Aunque cuenta con numerosos premios y nominaciones (16 premios Juno y 7 Grammys, dos nominaciones para los Globos de Oro y una preselección para un Óscar por sus colaboraciones en bandas sonoras, aunque también es actriz) mi favorito es éste: en el 2002 la ONU le otorgó el premio «Global Tolerance Award» por su gran labor para promover la tolerancia. Si en este mundo pueden salirnos alas, no es de extrañar que les salgan a personas como ella, capaz de caminar desnuda, emocionalmente desnuda, con franqueza desnuda por el mundo. Qué naturaleza divina, la de atreverse a ser tan intensa y ampliamente humana.

Presta atención: al final de este video Alanis, en el papel de Dios, te revelará el secreto de la existencia, el propósito por el que realmente estamos aquí.

Y como píldora final, esta vez una deliciosa, las 10 demos inéditas incluidas en el JAGGED LITTLE PILL: COLLECTOR’S EDITION.

 

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